Conclusión: este año cobra más relevancia el trabajo en bodega.
Comenzamos la vendimia más temprana que se recuerda un 18 de agosto. Se esperaba corta, tras un verano cálido y seco, más extremo que el 2012. Sin embargo, la vendimia se ha extendido tanto que ha terminado como otros años, el 10 de octubre en nuestro caso.
El calor extremo ha acentuado más las diferencias de unas viñas a otras y hemos podido conocer las diferentes respuestas adaptativas de cada viñedo.
Las fincas con tierras franco arcillosas con buena gestión de la vegetación y del riego han aguantado muy bien mientras que las fincas de terreno arenoso han sufrido más.
Por otro lado, hemos visto gran diferencia entre viñas más jóvenes y viejas. Las viejas con raíces más profundas y más madera nos ha seguido dando la misma calidad que nos tienen acostumbrados.
Larga y escalonada, la vendimia empezó con todas las variedades blancas a la vez. Los blancos son un poco más mediterráneos que otros años, es decir, su acidez es un puntito menor y son más corpulentos en boca, tienen más volumen. Aromáticamente, hemos cambiado las notas herbales y tiólicas, por la fruta de hueso.
Con el tinto ha habido dos vendimias: la de las fincas que, como hemos mencionado, han sufrido más las condiciones climáticas de este año (viñas más jóvenes, terrenos más arenosos, zonas con déficit de agua…) y el resto. Las zonas más frescas han estado a la altura y el adelanto de la fecha de vendimia ha sido menor. La meteorología ha sido óptima por lo que hemos podido recoger cada finca en su momento óptimo.
Desde 25 de agosto hasta el 10 de octubre hemos estado vendimiando variedades tintas y podemos agruparlas en distintos grupos: aquellas uvas con gran vocación de vinos aromáticos jóvenes, las de mayor estructura y nariz más madura y aquellas destinadas a la crianza.
Cabe destacar que tenemos una representación muy buena de vinos singulares y distintos que van enfocados a nuestras gamas más exclusivas.
Por variedades: Las garnachas de todas las zonas se han comportado genial, lo que es habitual puesto que esta variedad es muy rústica y está mejor adaptada a condiciones desfavorables. En los gracianos hemos trabajado en reducir el estrés hídrico, y el resultado ha cumplido las buenas expectativas que teníamos. En los tempranillos, tras esperar, puesto que la climatología nos lo ha permitido, hemos obtenido lo que buscábamos: vinos elegantes a la vez que robustos, con carácter, de terruño.
Como conclusión, este año el trabajo en bodega cobra más relevancia para corregir las carencias que la añada nos ha dado y poder reflejar la identidad de cada viñedo en su botella.
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